Han pasado más de 40 años desde que empezamos las excavaciones en el Abric Romaní (Capellades, Barcelona), concretamente fue en agosto de 1983. Un equipo de jóvenes ─el mayor era yo con treinta años─ emprendimos los trabajos en este célebre yacimiento catalán. Antes que nosotros, en agosto de 1909, Amador Romaní Guerra bajo la dirección de Lluís Maria Vidal y Font i Saguer empezaban la excavación de esta estación prehistórica.

 

He puesto por título 40 años y un día dado que este año se han encontrado los restos anatómicos de los Neandertales. Después de excavar 18 niveles arqueológicos, el nivel Rb de 60.000 años ha suministrado los restos de estos homininos. Lo ha hecho bajo un equipo director formado por Pep Vallverdú, Gema Chacón y Palmira Saladié.

 

Justo al inicio de la campaña de este año me preguntaron si no tenía una espina clavada al no haber encontrado neandertales después de tantos años de trabajo. Impertérrito contesté que probablemente no y que si no cambiaba el tipo de ocupación era muy difícil que se encontraran. Efectivamente la excavación del nivel Ra nos había dado pistas que algo estaba cambiando en el registro del yacimiento. Unas cuernas de ciervo perfectamente conservadas, así como una lanza de más de dos metros, daban señales de cambio, que se hicieron efectivos en esta campaña con el descubrimiento de los neandertales, concretamente un temporal, un fragmento de parietal y los zigomáticos.

 

El Abric Romaní ha proporcionado miles de miles de registros prehistóricos, tanto líticos como en madera, así como datos fundamentales para la reconstrucción paleoclimática. Uno de los aspectos más importantes ha sido la enorme relevancia explicativa de los centenares de hogares que se han excavado en el trascurso de nuestro proyecto.

 

Fruto de la investigación se han publicado decenas y decenas de artículos en las revistas científicas internacionales, sobre todo referidos a los comportamientos domésticos de estos homininos. Estos artículos han permito conocer la manera de organizarse de estos pobladores del río Anoia y han contribuido a cambiar la manera de cómo estos ancestros vivían, qué comían, cómo cazaban, qué animales eran sus favoritos o cuántos eran.

 

La celebración del cuarenta aniversario de las excavaciones en este yacimiento se hizo a lo grande, con una exposición, conferencias y otros actos conmemorativos. Todo indicaba que era el final de ciclo y que empezaba uno nuevo que tendría que concluir con NEAN, nombre que recibe el parque prehistórico de Capellades.

 

Todas las instituciones vinculadas a los trabajos científicos estuvieron presentes: la Universidad Rovira i Virgili (URV), el Instituto Catalán de Paleoecología Humana y Evolución Social (IPHES), así como Ayuntamiento de Capellades y la Generalitat de Catalunya representada por su consejera de Cultura.

 

Eudald Carbonell Roura

 

FOTO: Susana Santamaría