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Publicado el 01 de octubre de 2013 por Cintia Refojo

Donald Johanson: una historia para la Historia.

El 24 de noviembre de 1974, el paleoantropólogo Donald Johanson hizo un descubrimiento que marcaría un hito en la historia de la evolución humana: los restos de una hembra de la especie Australopithecus afarensis de más de tres millones de años de antigüedad. Dos años antes el geólogo francés Maurice Taieb había descubierto  la Formación de Hadar en Etiopía. Así nació la Expedición Internacional de Investigaciones de Afar (IARE) co-dirigida por tres científicos de diferentes países: la arqueóloga británica Mary Leakey, el paeloantropólogo francés Yves Coppens y el antropólogo estadounidense Donald Johanson. Tras dar con un importante hallazgo durante su primera expedición en 1973, la articulación de una rodilla de tres millones de años que parecía pertenecer a un homínido capaz de caminar erguido, el equipo regresó al año siguiente para continuar con su investigación. Aquella mañana de 1974, bajo el sol abrasador de Etiopía, algo llamó la atención de Johanson mientras trabajaba con el entonces estudiante Tom Gray. Se trataba de un fragmento del hueso de un brazo. Muy cerca de él encontraron  la parte trasera de un pequeño cráneo y a pocos metros un fragmento de fémur. Es fácil imaginar la emoción de Johanson y Gray cuando a medida que estudiaban la zona con más detenimiento, encontraban más y más fósiles: vértebras, la parte de una pelvis, costillas, y pedazos de mandíbula. Para entonces el calor asfixiante, la arena pegada al cuerpo y el cansancio habrían dado paso al entusiasmo. Después de marcar el lugar, regresaron al campamento. Aquella noche la expedición celebraba el hallazgo mientras desde el cassette los Beatles amenizaban la velada con su pegadiza “Lucy in the sky with diamonds”. Puesto que Johanson consideraba que los restos encontrados correspondían a una hembra tras el análisis inicial de la cadera, una integrante de la expedición sugirió usar el título de aquella canción para bautizar el nuevo descubrimiento.

 

Fue así como el fósil AL 288-1 se convirtió en Lucy. Tras tres semanas de trabajo lograron recuperar un total de 47 piezas del esqueleto. En aquel momento se disponía de escasísimos registros con una antigüedad similar, de modo que el descubrimiento de un fósil tan completo (casi el 40% del esqueleto) aportó una enorme información sobre la fisiología de la especie e incluso permitió establecer algunas hipótesis sobre su forma de vida. Dado que se encontraron los huesos de ambos lados, izquierdo y derecho, al reconstruir las imágenes en espejo casi podía apreciarse un 70 por ciento del total. El descubrimiento de Johanson supuso un hallazgo fundamental por tratarse del homínido más antiguo conocido, Lucy, a quién consideró nuestra antecesora directa, ya caminaba de manera erguida hace más de tres millones de años. El hallazgo permitió además concluir que la adopción de la locomoción bípeda había sido anterior al desarrollo cerebral en nuestra historia, ya que la capacidad craneal de Lucy era de tan solo 410 cc (muy similar a la de un chimpancé). Descubrimientos posteriores, como las famosas `huellas de Laetoli` encontradas por Mary Leakey and Paul Abell, ayudaron a componer el retrato de la especie, Australopithecus afarensis, que fue definida en 1978. El pasado fin de semana, casi cuarenta años después de aquel descubrimiento, un sonriente Johanson recorrió los pasillos del Museo de la Evolución Humana con la fascinación de un niño en una juguetería. Johanson confesó sentirse impresionado tras visitar los yacimientos de Atapuerca y el Museo en una expedición organizada por National Geographic. El Director Científico del Museo y co-director de Atapuerca, Juan Luis Arsuaga, fue su anfitrión durante la visita.

 

Lo cierto es que ambos comparten algo más que un área de investigación, su compromiso con la divulgación científica. Fruto de este interés por compartir el conocimiento Johanson ha publicado numerosos libros, impartido una enorme cantidad de conferencias, participado en varios programas de televisión, y ha sido galardonado por la estupenda web Becoming Human. Johanson, que actualmente dirige el Instituto de Orígenes Humanos es uno de los mayores expertos mundiales en evolución humana. A sus 70 años el paleoantropólogo estadounidense sigue muy activo y, entre otras líneas de investigación, continúa con su estudio sobre los Australopithecus afarensis en Etiopía. Durante su primera visita a Burgos, que aseguró no sería la última, destacó la enorme importancia presente y futura del yacimiento de Atapuerca, `el más importante en toda Europa` y de la labor del Museo de la Evolución Humana: `A pesar de las creencias, las religiones y las filosofías es fundamental tener una institución como esta  que presenta evidencias científicas de nuestros orígenes`. También habló de una posible colaboración entre el Museo y el Instituto que dirige, tanto en el ámbito de la educación como en el de la investigación. Una colaboración que uniría conocimientos sobre hallazgos fundamentales en África y Europa. Durante su recorrido, Johanson nos regaló una imagen emocionante,  su saludo a la réplica de Lucy que alberga el Museo. Recordando las palabras de la investigadora María Martinón tras ver la instantánea, esta es sin duda `una historia para la Historia`.