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Publicado el 27 de enero de 2023 por Enrique Baquedano Pérez

El futuro del Valle de los Neandertales

Al hilo del artículo sobre el Santuario de caza neandertal excavado en la Cueva Des-Cubierta de Pinilla del Valle (Madrid) que la revista Nature Human Behaviour publica esta misma tarde del 26 de enero de 2023, los colegas y amigos del Museo de la Evolución Humana, en Burgos (Castilla y León, mi tierra) me solicitan unas líneas sobre las líneas futuras de trabajo en los yacimientos del Calvero de la Higuera.

 

Es una pregunta muy oportuna por que el martes próximo, a más tardar, debemos presentar en la Agencia Estatal de Investigación un nuevo proyecto para la convocatoria de Generación del Conocimiento, que será continuidad del que hemos disfrutado en los tres años anteriores.

 

Como quiera que el artículo que hoy se difunde internacionalmente está concebido como una presentación general y llave de futuros trabajos, llega el momento de que el equipo que, junto a dos gigantes, el paleontólogo Juan Luis Arsuaga y el geólogo Alfredo Pérez González, dirijo, presente los numerosos estudios sectoriales que ya venimos realizando en los últimos años.

 

El estudio del kars con la espeleogénesis de la Cueva Des-Cubierta, es decir su formación, y sus procesos geomorfológicos posteriores serán objeto de un próximo artículo a cargo de nuestros geólogos.

 

Los paleoantropólogos preparan ya un trabajo específico sobre los fósiles humanos de un individuo infantil, la Niña del Lozoya, rescatados en esta cavidad.

De igual manera los paleontólogos presentarán en detalle el estudio de la fauna que aportaron los neandertales al Santuario de caza.

 

La industria lítica, toda ella indiscutiblemente musteriense, será estudiada desde el punto de vista de las materias primas y su área de captación, las huellas de su uso para determinar su función, así como la tecnología para conocer los procesos de talla y la tipología para evaluar su atribución cultural.

 

Presentaremos los resultados de los experimentos realizados con el descuartizamiento de cabezas de bovino a fin de detallar la forma en que se procesaron los trofeos de caza y como se usaron los yunques y grandes percutores.

 

Los tafónomos trabajaremos en el estudio de los fenómenos postdeposicionales para afinar en la microestratigrafía e intentar acercarnos a como se introdujeron los cráneos y se colocaron “in situ”, así como su relación con el fuego procedente de pequeños hogares no funcionales.

 

Todo ello dará lugar a nuevos estudios y publicaciones que junto a las memorias de excavación monográficas sobre el Abrigo de Navalmaillo y la Cueva de la Buena Pinta formarán, espero, un corpus importante sobre estos neandertales del interior de la Península Ibérica.

 

Con esta base científica presentaremos la exposición permanente que se exhibirá en el Museo del Valle de los Neandertales recién construido.

Pero con todo, pienso que los miembros del equipo, en nuestro fuero interno, dedicaremos el máximo tiempo a recrear las actividades que en este Santuario pudieron practicar los neandertales, y principalmente los ritos a que dieron lugar.

 

Si un investigador de la Prehistoria es capaz de distinguir los datos y los hechos de las opiniones, es conveniente imaginar. Pero en el caso del Santuario de Pinilla más que conveniente es obligatorio imaginar e incluso especular para aproximarnos a la etología neandertal. ¿Tendrían ritos iniciativos o de paso? ¿practicarían la magia simpática o propiciatoria? ¿harían danzas y música de percusión? ¿cantarían sus hazañas?

 

Así lo hacen todos los grupos de cazadores recolectores que aún quedan y personalmente he tenido el privilegio de observarlo en directo con los Hadzabe en el lago Eyasi. La comunidad menos desarrollada tecnológicamente del planeta.

 

Pero los Hadza y demás grupos Sam pertenecen a otra especie, la nuestra, los sapiens. Y tal vez los neandertales tuvieran una capacidad simbólica ligeramente menos desarrollada que nosotros en cronologías similares. No sirve compararlas con los paleolíticos actuales, pero tampoco con los pueblos del Paleolítico superior en que vivían los cromañones, es decir, los antiguos sapiens europeos.

 

Ahora bien, lo que sí parece seguro es que en su Santuario los neandertales de Pinilla del Valle acumulaban cráneos de grandes herbívoros con grandes cuernos y astas, todos ellos. Rinocerontes y bisontes de estepa, uros y ciervos no debían ser presa fácil con las herramientas musterienses por más que dispusieran de trampas y otros objetos de materias no perdurables, como madera, fibras textiles, pieles, cordones de tendón, adhesivos, etc..

 


FOTO: Momento en el laboratorio de restauración de uno de los cráneos de Cueva-Des-Cubierta. Foto Javier Trueba

 

¿Con qué intención? No lo sabemos. Podemos y debemos especular sobre ello y, aplicando la navaja de Guillermo de Ockham, caminar desde lo simple hacia lo complejo.

Por lo simple, creo que estos cráneos fueron convertidos en trofeos de caza, que fueron introducidos en varias ocasiones y que son símbolo seguro de valentía, fortaleza, astucia y mando. Es decir, de poder. Lo cual por pequeños que fueran los clanes implicaban una incipiente diferenciación social. Y etc, etc….

 

Como puedes comprobar, amable lector, ahora comienza el trabajo de afinado en los datos, información y documentación, pero también de interpretación antropológica, social y cultural.

 

¡¡No parece que vayamos a tener mucho tiempo para aburrirnos!!

 

Enrique Baquedano

Arqueólogo