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Publicado el 24 de mayo de 2023 por José Miguel Carretero Díaz

Reconstrucción de las piernas de los individuos de la sima de los huesos

José Miguel Carretero Díaz

 

Estas piernas están formadas por algunos de los huesos largos más completos recuperados hasta ahora en el yacimiento de la Sima de los Huesos. Todavía no podemos asegurar al 100% que estos especímenes pertenecen a los mismos individuos, pero pensamos hay una alta probabilidad de ser cierto. Realizar este tipo de asociaciones partiendo de 28 esqueletos y cientos de huesos rotos y mezclados no es tarea fácil y representa uno de nuestros grandes desafíos para los próximos años. La reconstrucción de extremidades completas y la asociación entre distintas regiones del cuerpo nos aportará nueva información sobre las características físicas de estos humanos más allá de la que se puede extraer analizando un hueso aislado. 

 

Para esta misión nos es de gran ayuda el tamaño de las articulaciones, que necesariamente debe ser congruente entre los dos huesos que las forman. Desgraciadamente siempre hay varios candidatos que pueden encajar en el mismo conjunto. Para afinar un poco más, nosotros también hemos recurrido a las propiedades mecánicas de los huesos, estudiando como estos se han adaptado a la forma del cuerpo y las distintas actividades realizadas en vida por los individuos. En el caso de las piernas, todos los huesos del mismo individuo responderán de manera similar a estos esfuerzos y demandas y, por tanto, también mostrarán más similitud entre sus propiedades mecánicas. 

 

En definitiva, forma, tamaño, congruencia articular y biomecánica, nos inclinan a pensar que estas asociaciones son muy probables. Algo similar, aunque en este caso asumiendo algo más de riesgo, ocurre con los huesos de los pies.

 

Un aspecto vital de la biología de cualquier especie es el tamaño corporal. Ya sabemos por los restos de la pelvis que el cuerpo de estos humanos era muy ancho y extremadamente robusto. Al individuo 1, un hombre que bien podría ser el mismo representado por la Pelvis 1, es decir Elvis, le hemos calculado una estatura de 170 cm y un peso que podría estar entre los 99 y los 102 kg. Este biotipo sería el de un jugador de rugbi de los que forman la delantera o primera línea. Al individuo 2, que por su tamaño podría ser también un hombre, le hemos calculado una estatura de 167 cm y un peso que puede variar entre 86 y 88 kg, y su biotipo arrojaría la misma imagen de un delantero de rugbi. Sin embargo, en todas estas estimaciones hay que ser cauto, ya que la gran robustez de estas poblaciones del Pleistoceno hace arriesgado aplicar de manera directa nuestros parámetros físicos de robustez, tamaño o dimorfismo sexual, para calcular los suyos, los de otra especie humana.

 

La forma de los fémures, tibias y los peronés también está muy relacionada con el grado de movilidad y actividad física de un individuo. En estos tres individuos de la Sima de los Huesos vemos tibias y peronés y podemos estudiar la forma de sus secciones. Las tibias del individuo 3 están excepcionalmente conservadas y sus secciones, más elípticas y menos triangulares que las nuestras, denotan altos niveles de estrés mecánico, al igual que la diáfisis de los peronés, que presentan profundas acanaladuras y una cortical muy gruesa. Todo ello indica una potente musculatura de la pierna que los anatomistas achacan a cambios continuos de dirección realizados durante la locomoción. Este tipo de cambios podría relacionarse a su vez con el tipo de terreno en el que vivían estos humanos: cuanto más irregular, más sufre y trabaja el tobillo y mejor sujeto tienen que estar por tibia y peroné.

 

 

Podemos deducir entonces que estos individuos además de un gran peso corporal y potencia muscular, tenían una gran actividad física y gran movilidad en terrenos variados e irregulares. Las adaptaciones de sus huesos así lo atestiguan.