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Adiós al Antropoceno: la geología concluye que no habitamos en una época humana

Fuente: José Luis Granados Mateo/The Conversation

 

Los radionucleidos esparcidos tras las detonaciones de bombas termonucleares fueron propuestos como marcador para fijar el comienzo del Antropoceno.

 

Durante las últimas dos décadas, el término “Antropoceno” ha aparecido en múltiples titulares, documentales, pódcast y revistas de investigación, tanto de ciencias naturales como de humanidades y ciencias sociales. A menudo se ha utilizado informalmente como una nueva “época geológica” donde el ser humano es el principal agente de transformación del planeta. El cambio climático antropogénico, la acidificación de los océanos y la pérdida de biodiversidad son algunos síntomas que lo ilustran.

 

Sin embargo, nunca estuvo claro cuándo y dónde comenzaron estos efectos sobre el planeta desde el punto de vista estratigráfico, es decir, cuál era su huella en los sedimentos. De ahí que, después de 15 años de investigación no exenta de crítica, el Grupo de Trabajo sobre el Antropoceno propusiera fijar formalmente su comienzo en el año 1952. La elección de esta fecha específica se basó en la posibilidad de identificar los radionucleidos esparcidos por las bombas de hidrógeno detonadas en aquel momento como un marcador quimioestratigráfico fiable.

 

Pues bien, dicha propuesta fue rechazada el pasado 4 de marzo de 2024. Doce de los dieciocho miembros de la Subcomisión de Estratigrafía del Cuaternario, comité encargado de aceptar modificaciones en el ordenamiento del periodo más reciente de la Tierra, votaron en contra, según informó el New York Times. Su conclusión ha sido clara: con los estándares utilizados para definir unidades de tiempo geológico no se puede dar por terminado el Holoceno y considerar estar viviendo una época diferente. La Unión Internacional de Ciencias Geológicas refrendó la decisión el 20 de marzo.

 

Como filósofo e historiador de la ciencia, he investigado de cerca la labor del Grupo de Trabajo sobre el Antropoceno desde su establecimiento en 2009 hasta el presente. En mis estudios, he mostrado cómo este proyecto ha generado tensiones en la comunidad estratigráfica. Muchos sostienen que la propuesta de formalizar una época que abarca apenas 75 años tendría un impacto negativo tanto en el ámbito científico como en el social, político y cultural.

 

En busca de un límite estratigráfico

 

Desde su formación, el grupo ha investigado distintas opciones para fijar el comienzo exacto del Antropoceno, siendo alrededor de 1950 la alternativa finalmente más respaldada, una idea que fue promovida inicialmente con la publicación de los gráficos de la llamada “gran aceleración del siglo XX”.

 

Estos gráficos reflejaban la abrumadora evidencia del punto de inflexión tras la finalización de la Segunda Guerra Mundial, donde el impacto humano en el sistema Tierra aumentó de forma exponencial en múltiples variables.

 

En este momento histórico, radioisótopos como el plutonio-239, el cesio-137 o el estroncio-90 fueron dispersados por todo el planeta debido a las pruebas de bombas termonucleares realizadas a principios de la década de 1950. Estos isótopos radiactivos se depositaron en sedimentos marinos, suelos, plantas y otros registros geológicos.

 

De hecho, el pico de plutonio en los sedimentos del lago Crawford cerca de Toronto, Canadá, fue seleccionado como el “clavo dorado” para marcar el inicio del Antropoceno, proporcionando inicialmente una evidencia bastante clara para formalizar un cambio de época.

 

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