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El MEH presenta una nueva instalación que exhibe el pasado y presente de los bisontes y su relación con ‘El Gran Bosque’

El nuevo espacio, situado entre las dos plantillas de la planta 0 del Museo, está compuesto por una serie de animales naturalizados entre los que destacan los bisontes y pretende traer al Museo este paisaje de vida salvaje. Se podrá visitar gratuitamente hasta finales de septiembre

MEH

 

El Museo de la Evolución Humana (MEH) ha presentado la nueva instalación ‘Bisontes en el MEH’, que se podrá ver gratuitamente en la planta 0 del Museo hasta finales de septiembre y que permitirá conocer al visitante la importancia, evolución y actualidad de los bisontes y su relación con el ‘Gran Bosque’. Este nuevo espacio, modelo ‘land art’, está compuesto por una serie de animales naturalizados cedidos por la Fundación Romero Nieto - Museo Fauna Salvaje de Boñar (León) y en total está compuesto por  tres bisontes, un zorro, un jabalí, un lobo, un corzo y una pareja de urogallos, así como de un panel gráfico y de un audiovisual que complementan la información sobre dichas especies. La presentación ha corrido a cargo de Juan Luis Arsuaga, director científico del MEH.

La nueva instalación ha sido puesta en marcha en colaboración con Paleolítico Vivo y la Fundación Romero Nieto- Museo de la Fauna Salvaje y pretende traer al centro de la ciudad de Burgos parte de nuestro pasado salvaje. Además, este nuevo espacio complementa el paisaje interior del Museo en un entorno que recrea la evolución del ecosistema de la Sierra de Atapuerca a lo largo del último millón de años.

El bisonte europeo estuvo a punto de extinguirse, ya que en la década de los 50 sólo quedaba una manada de 12 ejemplares en el bosque polaco de Bialowieza. De ella se logró la reproducción de los 4.000 ejemplares que hay actualmente en el mundo (de los cuales cinco han venido a Burgos). En la actualidad, a nueve kilómetros de la Sierra de Atapuerca (Salgüero de Juarros) se está llevando a cabo el proyecto ‘Paleolítico Vivo’, un parque pleistoceno con la presencia de bisontes, uros, caballos przewalskis y tarpanes y que trata de recrear la fauna que vivió en la zona de Atapuerca durante este periodo.

 

 

 

Contexto de la instalación. El gran bosque

 

Hace 12.000 años se terminó la Edad del Hielo, que se llama en geología Pleistoceno y comenzó el periodo actual, de clima mucho más benévolo, el Holoceno. El retroceso del enorme casquete que cubría gran parte del continente propició una expansión sin precedentes de los bosques, tanto los de acículas, como los de hoja plana caduca y los de hoja plana dura y permanente. De este modo, el continente europeo es todo él dominio del bosque, sea de coníferas o de frondosas, salvo muy al norte o muy arriba en las montañas (o en el árido sudeste peninsular y algún otro reducto muy seco del interior ibérico).

 

Las grandes estepas y praderas desaparecieron al llegar el Holoceno y con ellas se fueron las manadas de herbívoros que las pastaban y sus grandes depredadores. Hasta que la agricultura y la ganadería abrieron grandes claros, los árboles no dejaban ver el inmenso y oscuro bosque. El bisonte europeo se convirtió en el rey de las masas de pinos y abetos, de los robledales y hayedos. No tenía ya grandes enemigos y solo el lobo o el oso pardo amenazaban a las crías (o a los muy viejos o heridos).

 

Si el bisonte era el rey del bosque, el corzo era el príncipe. Es imposible encontrar un animal más bello, ni más forestal y el más salvaje, con todo lo que esa palabra significa de fiero y de ancestral, es el jabalí. Entre las aves, el urogallo pone la magia y la belleza en el bosque, del que es su símbolo alado. Todos estos animales aún existen, algunos a duras penas, pero su supervivencia está unida a la del hábitat al que pertenecen. Si ellos desaparecen, lo que aún nos queda del gran bosque europeo habrá muerto definitivamente.