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El Museo de la Evolución Humana incorpora a su exposición permanente la escultura de un bisonte europeo realizada por el artista Cristino Díez

Se puede ver en la entrada del Museo y forma parte de la colección de figuras de la exposición ‘Animalia. Fauna en Hierro’ realizadas por el escultor burgalés y que se distribuyen en distintos espacios del MEH.

El Museo de la Evolución Humana (MEH) ha incorporado una nueva escultura a su exposición permanente dentro de la colección de animales de su exposición ‘Animalia. Fauna en Hierro’ del artista Cristino Díez, que se puede ver en distintos espacios del MEH. Se trata de un bisonte (Bison bonasu) realizado con hierro y acero reciclados y que se ha instalado en la entrada del Museo, en la planta 0. La escultura representa al bisonte europeo, un ejemplar muy similar al bisonte americano (Bison bison), aunque un poco más alto y con la giba menos marcada que este. Algunos ejemplares pueden alcanzar una altura en la cruz de 200 cm y casi los 800 kg de peso.

 

Durante el Pleistoceno, las diferentes especies de bisontes ocuparon la mayor parte de los bosques europeos. En el Neolítico, la aparición de la agricultura y la ganadería motivó una reducción de los bosques que desembocó en un descenso en el número de ejemplares de este emblemático animal. A pesar de esto, pequeñas manadas sobrevivieron en numerosos lugares de centro Europa hasta inicios del siglo XX. Tras finalizar la Primera Guerra Mundial comenzaron a llevarse a cabo acciones de reintroducción y conservación que ha permitido salvar de la extinción a esta especie. Un ejemplo lo encontramos en la manada de bisontes reintroducida en la localidad de Salgüero de Juarros en las inmediaciones de la Sierra de Atapuerca.

 

Con este trabajo Cristino Díez vuelve a sorprender por su enorme capacidad imaginativa para mostrar un absoluto dominio de la materia. Sus animales cobran vida en hierro; el escultor modela la materia de forma magistral; las formas cúbicas y el óxido son algunas de sus señas de identidad de su obra. Los animales de Cristino se integran perfectamente en el discurso expositivo del Museo de la Evolución Humana. Antes del bisonte que se ha incorporado hoy a la exposición permanente del MEH se exponen además  en el Museo las siguientes piezas ‘Rinoceronte’, ‘Cabra’, ‘Gallinácea’, ‘Lobo’ y ‘Caballo’.
 

 

 

Las seis piezas que se exponen en el Museo forman parte del recorrido de microexplicaciones didácticas ofrecidas por los educadores a los visitantes, que explican la importancia de la relación de nuestros antepasados con los animales dentro de nuestro proceso evolutivo. Además del bisonte ya descrito son las siguientes: 

 

Caballo (Equus ferus caballus)
La domesticación del caballo ha sido uno de los grandes hitos de la humanidad. Hace 5.500 años, en las estepas occidentales de Eurasia, los humanos fuimos capaces de acostumbrarlos a vivir junto a nosotros. Sin su ayuda, fuerza y nobleza, la vida del Homo sapiens hubiera sido mucho más complicada. Esta pieza se sitúa en la entrada del Museo, en la planta 0.

 

Cabra (Capra aegagrus hircus)

El origen de la cabra doméstica es incierto, pero las últimas evidencias arqueológicas sitúan su domesticación en torno a los 10.000 años de antigüedad. Las primeras poblaciones neolíticas del sudoeste asiático consideraron a este mamífero un factor clave para su supervivencia por ser un animal multiproductivo, capaz de proporcionar: leche, carne, piel, pelo, estiércol y trabajo. Esta pieza se sitúa en el ámbito del Neolítico, en la planta 1 del Museo y refleja el proceso de domesticación de los animales y su importancia en el Neolítico.

 

Gallináceo (Gallus gallus domesticus)
Al igual que con otros animales domesticados, el origen de gallos y gallinas lo encontramos en Asia. Hace 9.500 años en China se encuentran las primeras evidencias de la domesticación de estas aves. A partir de ese momento y en diferentes fases comenzó la dispersión hacia otros continentes. Actualmente es el ave más numerosa del planeta con más de 16.000 millones de ejemplares. Gallinaceo se puede ver en la planta 1 del Museo y refleja el periodo de domesticación animal tan importante en la evolución humana.

 

Lobo (Canis lupus)
Hace entre 40.000 y 20.000 años, en Eurasia, antes del comienzo de la agricultura y la ganadería, el lobo fue acercándose a grupos de Homo sapiens en busca de comida. Tras varias visitas, los humanos fuimos capaces de domesticarlo y transformarlo en nuestro más fiel compañero, el perro. La relación que se estableció entre ambos originó  grandes beneficios para la sociedad. Desde aquel momento es uno más de nuestra familia. Se puede ver en la planta 1 del MEH, en el espacio dedicado a los cazadores-recolectores, simbolizando la domesticación de este animal, que dio lugar al perro y que tanto ayudó en su actividad cinegética. 

 

Rinoceronte (Ceratotherium simum)
Es una de las especies más famosas del mundo. Icono de la fauna africana, también está presente por el continente asiático. A pesar de su fama y su tamaño, los cazadores furtivos lo siguen persiguiendo para vender sus cuernos. De las cinco especies actuales, cuatro están en peligro de extinción. Esta pieza se sitúa en la planta 2 del MEH, en el espacio dedicado a la Biodiversidad.