El Museo de la Evolución Humana presenta la exposición ‘Sueños Rotos’, que exhibe el cráneo de ‘Benjamina’ y de dos preneandertales que murieron en la preadolescencia
El Museo de la Evolución Humana presenta la exposición ‘Sueños Rotos’, que exhibe el cráneo de ‘Benjamina’ y de dos preneandertales que murieron en la preadolescencia
El cráneo 11 y el cráneo 3 prueban la muerte de dos preadolescentes de forma violenta. La exposición se puede visitar, de forma gratuita, en la Sala de Pieza Única del MEH.
La directora general de Políticas Culturales, Inmaculada Martínez, y Juan Luis Arsuaga, director científico del MEH, han presentado hoy en el Museo de la Evolución Humana la nueva exposición ‘Sueños Rotos’, que expone tres cráneos fósiles, procedentes de la Sima de los Huesos de los Yacimientos de Atapuerca, de tres individuos preneandertales que murieron en el final de su infancia. La muestra se puede visitar en la Sala de Pieza Única, en la planta 1 del museo, de forma gratuita. El Equipo de Atención Educativa del MEH realizará visitas guiadas a la exposición todos los días de apertura del Museo a las 12.30 y a las 18.30 horas.
Se trata de una exposición del Museo con fósiles originales de los Yacimientos de Atapuerca: tres cráneos con cerca de 400 000 años de antigüedad, entre ellos el famoso ‘Cráneo 14’, conocido por el nombre de ‘Benjamina’, formado por 27 fragmentos y descubierto por la investigadora Ana Gracia Téllez. Es un caso muy especial, ya que perteneció a una niña de diez años con discapacidad que no habría vivido hasta esa edad sin los cuidados de su grupo.
En este cráneo se han descrito hasta cinco lesiones ante mortem, localizadas en su hueso frontal y en sus dos parietales. Esta menor padeció de una rara patología denominada craneosinostosis, que determinó que, a lo largo de su crecimiento, el cráneo sufriera una fuerte deformación que le causó un serio retraso psicomotor.
Se trata del caso patológico más antiguo diagnosticado en un ser humano. A esta niña se le cerró muy tempranamente una de las suturas del cráneo y, como resultado, el crecimiento fue asimétrico y deforme y como el cerebro no podía crecer normalmente la presión intracraneal fue elevada, con trastornos de la conducta y fuertes dolores de cabeza. La deformación también afectaría a la cara porque las dos articulaciones de la mandíbula con el cráneo se encuentran a diferente altura.
El hecho de que Benjamina alcanzara los diez años de edad resulta sumamente revelador, ya que, en muchas sociedades del pasado, e incluso en culturas más recientes, los individuos con deformidades visibles o discapacidades eran abandonados o excluidos. Sin embargo, el grupo al que pertenecía esta niña no solo no la marginó, sino que, por lo que parece, la cuidó durante una década completa.
En palabras de Juan Luis Arsuaga, director científico del MEH, se trata “del caso más antiguo de enfermedad que se conoce, poniendo el foco en la importancia del hallazgo no solo desde el punto de vista médico, sino también antropológico, por el tipo de cuidados que esta menor habría recibido.
En la exposición se compara este cráneo con el de un humano actual sano para ver las diferencias. En condiciones normales el cráneo humano se desarrolla de forma simétrica, al igual que los hemisferios cerebrales, pero en el ‘Cráneo 14’, no fue esto lo que sucedió. La fusión prematura de la sutura entre los huesos parietal izquierdo y occipital, la sutura lambdoidea izquierda, alteró profundamente la forma del cráneo y del encéfalo.
Cráneo 11 y Cráneo 3
Además de Benjamina, la exposición 'Sueños rotos' incluye dos cráneos de otros dos individuos también fallecidos en la preadolescencia y que, a diferencia del primer caso, sus muertes se produjeron por traumatismos. Uno de ellos es el ‘Cráneo 11’, formado por 53 fragmentos y perteneciente a un varón que sufrió un fuerte golpe en la ceja que probablemente le dejó tuerto, aunque se sabe sobrevivió al accidente porque el hueso muestra signos de regeneración. Presentaba además otras lesiones óseas ya soldadas y una serie de impactos adicionales que le causaron la muerte. Si se observa su parietal izquierdo se descubre una fractura como forma oval. No muestra signos de curación por lo que se ha descrito como peri mortem.
Cráneo 11. Museo de la Evolución Humana/Javier Trueba
El tercer cráneo, el ‘Cráneo 3’, fue reconstruido a partir de 34 fragmentos y corresponde a una niña que murió en plena pubertad. Según se ha documentado mostraba múltiples marcas de traumatismos ocurridos en distintos momentos, lo que sugiere una vida marcada por la violencia. Si se observa la región posterior del parietal derecho se ve una depresión circular; se trata de una lesión que cicatrizó en vida. En la zona de la nuca hay una fractura circular penetrante. Se produjo en un momento próximo a la muerta porque no hay signos de regeneración ósea, pero no puede saberse con certeza absoluta si esa fractura fue la causa de la muerte.
Cráneo 3. Museo de la Evolución Humana/Javier Trueba
¿Y si fueron asesinados?
Como en muchos de los cráneos de la Sima de los Huesos se aprecian en estos dos preadolescentes depresiones y fracturas. Las depresiones parecen haber sido producidas por un objeto contundente manejado a corta distancia. Las fracturas penetrantes, en cambio, sugieren el impacto de un proyectil, quizás una piedra o una jabalina de madera como las del yacimiento alemán de Schöningen, de una cronología similar a la de la Sima de los Huesos.
Por ello, la exposición exhibe una réplica de la famosa lanza del Yacimiento de Schöningen de hace 250.000 años; así como dos réplicas de dos hachas de mano de la Trinchera del Ferrocarril de Atapuerca.
Otras muertes violentas en la Prehistoria
La exposición muestra además mediante réplicas otras muertes de preadolescentes en la Prehistoria documentadas a través del descubrimiento de fósiles en distintos yacimientos del mundo. Por ejemplo, el fallecimiento de la famosa ‘Lucy’, hallada en Etiopía. Este fósil mundialmente famoso corresponde a una hembra de la especie Australopithecus afarensis. En el año 2024 se celebró el 50 aniversario de su descubrimiento en la región de Afar en Etiopía. Su antigüedad es de 3,25 millones de años. Las fracturas que presenta su esqueleto hacen pensar que murió de una caída desde un árbol. La tercera muela había emergido no mucho tiempo antes de su muerte. El desarrollo óseo estaba casi completado, lo que quiere decir que era una hembra adulta pero muy joven. Quizás estuviera embarazada o cargara con una cría lactante. Se supone que el desarrollo de los australopitecos se parecía al de los chimpancés, por lo que habría muerto hacia los doce años.
‘El Niño de Taung’, hallado en Sudáfrica, es el primer australopiteco que se descubrió. Ocurrió en el año 1924 en la cantera de Taung. Con él se creó la especie Australopithecus africanus. Los primeros molares todavía no habían llegado al plano de masticación, es decir, aún no eran funcionales. Con un desarrollo del tipo de los chimpancés habría muerto a los tres años. Por las características del yacimiento y algunas marcas del cráneo se piensa que fue cazado por un águila y llevado a su nido. Ese drama se produjo hace 2,5 millones de años.
El fósil ‘STS 52’, encontrado también en Sudáfrica. Se trata de un australopiteco (probablemente hembra) de la especie Australopithecus africanus procedente de la cueva de Sterkfontein. Su edad geológica se estima en 2,5 millones de años. A este individuo aún no le había salido la tercera muela por lo que era fisiológicamente un adolescente. Considerando una velocidad de crecimiento en los australopitecos como la de los chimpancés su edad de muerte se situaría hacia los diez años.
El chico de Turkana (Kenia) es un esqueleto extraordinariamente bien conservado de un preadolescente de la especie Homo erectus, encontrado en la orilla occidental del lago Turkana. Su antigüedad es de 1,6 millones de años.
El Niño de Modjokerto (Indonesia). Encontrado en Java y perteneciente a la especie Homo erectus. Murió muy niño, entre los 4 y los 6 años. Su antigüedad se sitúa entre 1,5 y 1,4 millones de años.
La niña de la Gran Dolina (Burgos, España). Hay dos fragmentos craneales que podrían pertenecer al mismo individuo, tal vez una niña de entre 10 y 11,5 años de la especie Homo antecessor. Fue asesinada y devorada por otros humanos en la Sierra de Atapuerca hace 850 000 años. El fósil original se puede ver en el MEH.
Qafzeh 11 es un adolescente de unos 13 años de la especie Homo sapiens que fue enterrado hace 100 000 años en una cueva cerca de Nazaret (Israel).
El niño o niña de la Carihuela (Granada, España). Se trata de un neandertal preadolescente, con el toro supraorbitario apenas formado.
El niño de Pech-de-l’Azé (Francia). Se trata de un niño neandertal que no vivió más de tres años. Su antigüedad se sitúa entre hace 51 000 años y 41 000 años.
Por último, la exposición expone el caso especial del niño o niña de Teshik-Tash (Uzbekistán), encontrado entre 1938 y 1939. Se trata de un hallazgo excepcional, ya que en el mapa de distribución de fósiles neandertales es un punto muy oriental, en plena Asia Central y el cuerpo fue protegido con cuernos de cabra montés, en un posible enterramiento ritual. Tiene rasgos neandertales claros en la cara y en la mandíbula, pero el cráneo cerebral, globoso, no es el típico de los neandertales.
Aunque se ha obtenido ADN mitocondrial de tipo neandertal, algunos científicos piensan que podría tener también ascendencia de Homo sapiens. Se sabe que murió hacia los nueve años pues conserva todos los dientes de leche y la primera muela definitiva (también llamada “muela de los seis años”) pero todavía no ha emergido la segunda muela permanente. Se puede ver una réplica de alta resolución.
Con estos ejemplos la exposición pone habla en una de las incógnitas que aún persisten en la investigación sobre evolución humana: Cuál es el momento exacto dentro del proceso evolutivo en que comenzó a registrarse la pubertad, un fenómeno que, hasta donde se sabe, no ocurre en otras especies.
Para completar la muestra se expone la primera edición de lujo española de ‘Peter Pan y Wendy’ de J. m. Barrié y que habla del especial momento de la preadolescencia en la especie humana.
Vídeo - Benjamina, de la Sima de los Huesos al MEH
Vídeo - Declaraciones Juan Luís Arsuaga
YouTube - Intervención Juan Luís Arsuaga durante la inauguración
Foto portada: Museo de la Evolución Humana/Javier Trueba